27.9.15

Soltera profesional

Tengo treinta y tantos años y soy soltera. No se me fue el tren a ningún lado. Nadie me dejó, no soy quedada ni amargada, no estoy incompleta, no estoy loca y mucho menos soy solterona. Sólo soy soltera. Soltera profesional, esas que nos salimos del modelo de mujer que nos vendió Disney, las telenovelas y sobre todo del modelo que nos enseñó la familia desde que nacimos.
Y es que a los veinte se te perdonaba que fueras soltera y la gente casi te aplaudía por ello, pero a los treinta parece que es un pecado. La libertad femenina tiene fecha de caducidad para la sociedad.
Así que en vez de sentirme mal porque no encajo con lo que todos quieren que sea, lo tomé como un incentivo para crecer y hacerme más profesional en lo que soy: soltera.
¿Pero cómo distingues una solterona de una soltera profesional?
1. Lo eliges.
Una solterona piensa que no le quedó más que ser soltera. Lo sufre. Le apena. Una soltera profesional, lo elige. Sabe que la mujer que es hoy tiene que ver con que ha sabido elegir bien a sus parejas, aprende de cada una en su tiempo y también a dejarlas ir cuando es debido. Elegir ser soltera en vez de estar con quien no te quiere sólo por tener pareja es ser una soltera profesional.
2. No te da miedo quedarte sola.
Una solterona piensa que de seguir así se va a quedar sola toda la vida, que hay que buscar marido a costa de lo que sea. Para una solterona buscar novio es un trabajo. Una soltera profesional sabe que nunca ha estado ni estará sola, se tiene a sí misma, disfruta su propia compañía, sabe que la persona que siempre estará con ella y nunca va a dejarla es ella misma.
3. Te sientes más guapa que nunca.
Una solterona no acepta su edad y los cambios que la naturaleza trae con los años. Detesta su cuerpo. Se castiga, se exige. Las solteras profesionales saben que ser guapa tiene más que ver con cómo se sienten que con lo que ven en el espejo. Por supuesto que ahora comen más frutas y verduras que antes y hacen ejercicio, pero aceptan su cuerpo como es. Y es que lo más importante es que aunque ya no tenemos el cuerpo perfecto que teníamos a los veinte, sabemos usarlo mucho mejor con los años porque nos queremos más, nos sentimos más mujeres, más sensuales, más sexuales y eso se nota.
4. Formaste un hogar.
Una solterona no sabe vivir sola, una soltera profesional ha formado un hogar para ella misma con todo el amor del mundo, decorándolo con todo lo que siempre quiso tener, con todo lo que la hace sentir cómoda. Se cocina, se apapacha, se hace un spa en su propio baño. Tiene el mejor hotel de lujo para ella sola sin pedir opiniones.
5. Sabes divertirte sola.
Una solterona busca hasta por debajo de la tierra un acompañante para una boda, bautizo, funeral, fiesta infantil, etc. Una soltera profesional sabe que las miradas cuando llega a una fiesta son por lo buena que se ve y no porque la juzgan por llegar sola. Sabe divertirse donde sea sin tener que chutarse a un güey incómodo. Desde que se inventó Uber ya no necesitas que nadie te lleve a casa.
6. Tienes éxito profesional.
Una solterona busca un marido que la mantenga. A una soltera profesional le apasiona tanto lo que hace en su trabajo que hasta le pagan por ello. No hay nada más satisfactorio que ser exitosa y entre más creces más quieres tener en todos los sentidos. Es mentira eso de que a los hombres les da miedo una mujer exitosa. Al contrario, nos aman, nos admiran.
7. Te conoces a ti misma.
Una solterona espera ser rescatada por un príncipe azul, porque es débil y necesita huir de sus fantasmas, de sus inseguridades. Una soltera profesional se conoce a sí misma tan bien que no carga fantasmas, prejuicios, miedos o traumas en su espalda, es una mujer fuerte que sabe enfrentarlos.
8. Te gusta viajar sola.
Una solterona sataniza a la soledad como a un monstruo. Una soltera profesional sabe que la mejor aventura de la vida es la que vive sola en medio de la paz. Y no sólo viaja por el mundo, viaja en su mente, no puede estar ni un minuto sin viajar hacia otra parte, yo por ejemplo pienso que quiero escribir un libro, que quiero aprender a cocinar pasteles, que quiero aprender italiano, que quiero visitar Turquía, la India, que quiero estudiar foto, cada minuto de mi vida estoy viajando hacia algo que me hace feliz.
9. Disfrutas tu sexualidad sola o acompañada.
Una solterona se culpa por sentir placer. Se lo niega. Una soltera profesional sabe que el placer se consigue sola o acompañada y sabe decidir cuándo y con quién vivir cada experiencia sexual. Sabe que es ella la única responsable de sus orgasmos y no es ni una princesa ni una zorra, es ambas, porque sabe ser amiga y amante, sabe tomar decisiones sobre su cuerpo y sobre todo sobre su corazón.
10. Casarte y ser madre no es una obligación. Es un deseo.
Una solterona sufre porque se leva el famoso tren, porque al reloj biológico le suena la alarma. Sufre porque no está siendo lo que la sociedad le dijo que tenía que ser. Una soltera profesional no busca una pareja, lo que quiere es encontrar un soltero profesional que sea muy feliz. Dicen que no hay parejas felices, sino personas felices que hacen pareja. Cuando encuentre un soltero profesional entonces los dos quizás quieran convertirse en unos amantes profesionales y luego quizás en unos padres profesionales. Una soltera profesional está más cerca de conocer a otro soltero profesional que la acompañe en su vida, porque entre más cerca estás de tu alma, más cerca está tu alma gemela.
Una soltera profesional es una mujer completa. Le gusta su vida, salir al mundo sin avergonzarse, sabe que no ser la mujer que todos esperan la convierte en una mujer original.
Y eso no significa que naveguemos con la bandera de “solteros profesionales” todo el tiempo y promulguemos nuestra religión, no es temerle al amor o huirle al matrimonio, pues como dicen, si vas a hacer algo que te gusta, hazlo bien, sé un profesional.
Relájate y encuentra tu modelo a seguir, enamórate de ti misma y déjate querer. Si haces las cosas desde el corazón será más fácil plantarte frente al mundo.
Tomado de un post de una gran amiga!
Revista @estoespurpura autor @ladecuentas

25.9.15

Cosas que me llaman la atención

Espero pronto volver a hacer catarsis por acá.
Por el momento entré en las estadísticas del blog y me encontré con cosas extrañas estas, países que ven mi blog... WTF!

30.6.15

Transitando cambios...

Hace mucho que no paso por acá...
Ando por otros lugares, pensando, debatiendo, llorando, pataleando y todo conmigo.

Me propuse ponerle punto final a mi trabajo actual este año y volver a andar con mi emprendimiento de hace 5 años, que abandoné y todavía no me puedo perdonar el abandono.

Lo único que agradezco de este trabajo es el hecho de que me abrió los ojos a lo que estaba haciéndome.

Por suerte, y me parece increíble todavía, pude pedir ayuda y darme el tiempo necesario para sanar mi espíritu que es el mas dañado. Todavía sigo trabajando en esto, no se acaba y tengo apoyo profesional y afectivo.

Ayer me puse a pensar en todo esto y me di cuenta que en un poco mas de un año mi cuerpo, el que soporta todo, casi no se enferma o descompone. Soporta los nervios y broncas pero creo que le he podido dar un respiro en este tiempo para fortalecerse y sanar lo que necesitara.

Estoy mas solitaria pero porque necesito estarlo.
Estoy aprendiendo a estar conmigo, a quererme, dejarme ser, permitirme equivocarme y no castigarme por eso.
Estoy aprendiendo a darme tiempo y a disfrutar del proceso.

Aprendiendo realmente cómo es la vida y lo cierto que tienen todas las frases que están de moda por la web.

Y la verdad es que es un camino difícil pero necesario y que quiero caminar.
A veces se me hace cuesta arriba por demás porque me encuentro sola, pero es la única manera de transitarlo.
Los afectos son mimos y reconfortan sin darse cuenta que lo hacen.

No sé quién habre sido en mi vida anterior y no sé que me queda por aprender en esta.

Si estoy segura que mi alma, cuando le toque irse de esta vida, lo va a ser con mucho mas aprendido y otro montón amado.

29.4.15

Compañer@s de aventuras.

Feliz día Lola!
Compañera, siempre alegre.
Siempre logras hacernos reir y reconfortarnos en todo momento.
Gracias por salvarme y por hacerme reir.


Y feliz día a Camila que hace 4 años te fuiste y me regalaste 14 años de compañía, aguante y mimos.
Te extraño y te voy a extrañar siempre bebota.

24.2.15

EL HELECHO Y EL BAMBU

Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
-¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.
-Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú?
-Sí, respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.
-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
-¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? Le dijo el anciano y continuó…
-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
-Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, le dijo el anciano y continuó…
-La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante…
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces…
Anónimo

No sos vos, soy yo.

Este es un ensayo de Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y el fundador de la disciplina; que conocemos hoy como Logoterapia.

No eres Tú, soy Yo...
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

"Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".

¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella... ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".